La primera vez que sintonicé el programa de Rodrigo Sepúlveda, el año pasado, quedé un tanto decepcionado: muy lento, y con un conductor que todavía no se conectaba con el ritmo de la radio. Hice un acto de silencio, y decidí no escribir nada.

Ya pasado un tiempo prudente, repetí el ejercicio, ahora con la esperanza de notar cierta madurez de Sepúlveda en el mundo de la FM. Y la cosa parece haber funcionado bastante bien.

Sepúlveda 2.0

Escuchar Tercer Tiempo (20 a 21 horas, ADN Radio, 91.7), es ponerle oreja a un programa rápido, ameno, y con un conductor inteligente. Y aunque todavía no elimina algunas manías propias de la televisión (particularmente algunos momentos de reflexión, un tanto largos para la radio), el tipo sabe manejar a sus entrevistados, a quienes rápidamente logra incorporar en la dinámica del programa.

A pesar de que el también periodista de Mega tiene como escuela al mundo del comentario deportivo, sorprende escucharlo en un tono más relajado (y creo que de igual forma a varios de sus entrevistados), lo que permite descubrir una faceta que podría explotar en la TV: el late show. Si lo tratamos de explicar de manera futbolística, Sepúlveda sabe tocar, aguantar la pelota, pero también encarar cuando corresponde. Eso hace que cada entrevista maneje el ritmo que requiere: puede pedirle a Nicolás Larraín que toque una canción de AC/DC en vivo, como preguntarle a un futbolista el motivo de su bajo nivel (sin pedir permiso).

Los eternos olvidados

Hay un punto que se debe agregar: el excelente trabajo de producción. Sepúlveda puede ser la voz, el delantero estrella del club, pero no sería mucho sin un gran equipo. Por eso hay que darle los créditos al grupo encargado de preparar cada salida, ya que se nota “en el aire” el excelente trabajo de reporteo previo (y ojo, no siempre se da este punto).

Por todo lo anterior, Tercer Tiempo es una buena alternativa para escuchar cada tarde algo más que pura información deportiva.