Punto de partida
Para conocer de mejor forma el lugar, se debe iniciar el recorrido del barrio desde su calle principal, José Victorino Lastarria, justo en la esquina con Alameda. Un ambiente aislado del bullicio da la bienvenida: los sonidos de autos y buses que abundan a la entrada, son reemplazados por los de conversaciones en los variados cafés y restoranes existentes en Lastarria, que invitan a turistas y transeúntes habituales a parar y conversar alrededor de galletas, pasteles y, lógicamente, unas tazas de café.
Al continuar avanzando, jóvenes que circulan por el sector, pasan sus tardes conversando de literatura y música, en frente de un gran edificio rojo de antiguas líneas: se trata de la Iglesia de la Veracruz, un santuario religioso que data del año 1847. Unos metros más al norte, el cine arte El Biógrafo se muestra con una oscuridad interior que se contrasta con el colorido de su boletería. Dos parejas llenan una vacía entrada del recinto. Y pasos más allá, otro sitio llama inmediatamente la atención: es la Plaza Mulato Gil de Castro, que lejos de ser una arboleda tradicional en que abunda el color verde, es un sitio en que el piso empedrado y los colores tenues son los predominantes. A su salida, los rostros jóvenes y turistas desaparecen.
La llegada a la calle Merced, es el adiós de Lastarria y su mundo e historia, pero con una sonrisa en la cara. La misma que expresaba Marcelo, y que le hacía comparar los pequeños pasajes del paseo con las calles parisinas. Así termina el viaje. Así se va el Barrio Lastarria.
Lastarria: cultura con aroma a café
21:37
Oscar Astorga
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Caminatas
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